Tras un viaje de casi 10 años y más de 3.000 millones de millas, el 14 de julio la sonda New Horizons volará a 7.750 millas de la superficie de Plutón, convirtiéndose en la primera nave espacial en llegar al planeta enano. Plutón y su luna, Caronte, forman parte de una de las últimas grandes regiones inexploradas de nuestro sistema solar: el Cinturón de Kuiper. New Horizons es un impresionante recordatorio de que, mientras el programa americano de exploración espacial humana se reajusta para sus próximos pasos, Estados Unidos sigue liderando la exploración robótica de los vecinos celestes más cercanos a la Tierra.

Estados Unidos ha liderado la exploración del sistema solar

Al explorar Plutón y su entorno, New Horizons mantiene la tradición de liderazgo estadounidense en la exploración espacial robótica. Una sonda estadounidense, la Mariner 2, se convirtió en la primera nave espacial construida por el ser humano que se encontró con otro planeta cuando pasó por Venus en 1962. La Mariner 4, por su parte, se convirtió en la primera nave espacial que pasó por Marte en 1965, 50 años antes de que la New Horizons pase por Plutón. Seis años más tarde, el Mariner 9 se convirtió en el primer objeto fabricado por el hombre en orbitar otro planeta cuando entró en la órbita marciana. Por último, Estados Unidos completó el reconocimiento preliminar del sistema solar interior cuando el Mariner 10 pasó por delante de Mercurio en 1974.

La exploración del sistema solar exterior por parte de las sondas estadounidenses no se quedó atrás. La Pioneer 10 se convirtió en la primera nave espacial que pasó por Júpiter en 1973, mientras que la Pioneer 11 fue la primera nave espacial que se encontró con Saturno en 1979. En 1986 y 1989, Voyager 2 completó su «gran gira» por el sistema solar exterior, pasando por Urano y Neptuno.

Estados Unidos no sólo fue el primer país en enviar exploradores a los ocho planetas de nuestro sistema solar. También fue el primero -y hasta ahora el único- en aterrizar con éxito robots en Marte. En 1976, dos Viking aterrizaron en el planeta rojo con menos de dos meses de diferencia y enviaron datos a la Tierra durante seis y tres años y medio, respectivamente. Pasaron 21 años hasta el siguiente aterrizaje con éxito en Marte, cuando el módulo de aterrizaje Pathfinder de la NASA llegó a la superficie el 4 de julio de 1997, y poco después desplegó el primer rover de Marte, Sojourner. Le seguirían cuatro aterrizajes más: los rovers Spirit y Opportunity en 2004, el módulo de aterrizaje Phoenix en 2008 y, más recientemente, el rover Curiosity en 2012.

No hay que subestimar el logro de aterrizar una nave espacial en Marte en siete ocasiones: La Unión Soviética intentó aterrizar en Marte tres veces en la década de 1970, pero no lo consiguió. El Beagle 2 de la Agencia Espacial Europea -que lleva el nombre del barco de Charles Darwin, el HMS Beagle- también fracasó en su intento de aterrizaje en 2003. Y otros intentos estadounidenses no han sido del todo exitosos, como cuando el Mars Polar Lander se estrelló en Marte en 1999.

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