Parece que en los últimos años se han producido algunos de los peligros más graves. Su enorme destructividad va de la mano con el sufrimiento de las personas afectadas. Muchos de nosotros nos preguntaremos por qué tales desastres no se pudieron prevenir en tiempos de tecnología moderna y alto conocimiento científico. Pero al igual que el clima, los volcanes o los terremotos no pueden ser influenciados por la inteligencia humana. La vida no sería vida si pudiéramos controlarlo todo, incluso si es difícil comprender por qué suceden estas cosas terribles.
He escrito este artículo para explicar un poco sobre la naturaleza de los volcanes y los terremotos.
Especialmente las erupciones volcánicas y los terremotos son peligros naturales devastadores que son difíciles de predecir y de responder.
Sin embargo, ejemplos como Montserrat, Mount St. Helens, Heimaey, el terremoto de San Francisco y el terremoto de México ilustran las diferencias en términos de predicción y respuesta a estos peligros.
Las erupciones volcánicas son más fáciles de predecir que los terremotos, ya que los terremotos menores suelen ser el primer «signo» de una siguiente erupción volcánica. El ejemplo del monte St. Helens subraya esto, ya que las primeras señales de una erupción volcánica inminente ya se pudieron notar tres meses antes de la erupción real. Estas señales pueden ser terremotos menores o incluso la producción de gas en un volcán muestra que está ‘activo’.
Los terremotos son más difíciles de predecir, ya que ocurren repentinamente sin previo aviso o con poca antelación. Sin embargo, tanto los terremotos como los volcanes pueden ser monitoreados y observados por sismógrafos, medidores de inclinación, láseres, GPS y observación. Además, algunos animales como los bagres se pueden utilizar para predecirlos, ya que son muy sensibles. También es posible crear mapas de peligro como predicción de erupciones volcánicas. Estos se basan en erupciones anteriores y observaciones cercanas.
El ejemplo de Heimaey en Islandia muestra que los volcanes también pueden ocurrir inesperadamente. Estalló sin signos previos el 23 de enero de 1973. En este caso, solo hubo 24 horas de temblores menores antes de que se abriera una fisura de 400 metros para derramar lava. El Heimaey es solo un ejemplo en el que se produjo una erupción volcánica sin previo aviso. Otros ejemplos como el Monte Santa Elena y Montserrat muestran que las erupciones volcánicas suelen ser fáciles de predecir. Mount St. Helens, por ejemplo, resultó en el deslizamiento de tierra más grande en la historia registrada con una velocidad de 70 a 150 millas por hora. Pero debido a la gran preparación, solo murieron 57 personas. Esto muestra que la alerta temprana da como resultado una predicción más fácil y precisa.
Como regla general, se puede decir que los terremotos son más difíciles de predecir que los volcanes, ya que ocurren sin previo aviso.