Cuando se produce un terremoto, se liberan años, a veces décadas o siglos, de tensiones acumuladas. En algún punto de la falla, una sección de roca no soporta más la tensión y cede, permitiendo que una placa tectónica se sacuda en una serie de sacudidas espasmódicas.
Los factores que determinan cuándo, dónde y por qué se producen los terremotos son numerosos, y aún estamos lejos de saber cómo predecirlos con fiabilidad. Pero resulta que una de las muchas pequeñas tensiones que conducen a un terremoto puede ser extraterrestre.
Empujes y tirones de la Luna
En un estudio publicado el lunes en Nature Geosciences, un equipo de investigadores japoneses afirma haber hallado una correlación estadística entre los periodos de excesivas fuerzas de marea y los grandes terremotos.
Las mareas, por supuesto, son consecuencia del tirón gravitatorio de la Luna. Al orbitar la Tierra, la Luna arrastra consigo una pequeña masa de agua que agita los océanos de un lado a otro. Y, al igual que los océanos se mueven con la Luna, también lo hace la tierra. De hecho, la corteza terrestre se desplaza unos 30 centímetros cada día debido al movimiento de la Luna, lo que se conoce como «marea terrestre».
La sutil flexión de la corteza terrestre podría ser otro factor que determine cuándo ceden los puntos críticos a lo largo de las fallas. Cuando la Luna tira de la roca, puede dar el empujón final que desencadene una serie de deslizamientos de mayor magnitud y provoque un terremoto.
Los investigadores señalan que varios terremotos importantes de la historia reciente se produjeron durante la luna llena o la luna nueva, cuando el Sol, la Tierra y la Luna se alinean y la tensión de las mareas es máxima. Además, la proporción entre grandes terremotos y pequeños temblores parece aumentar en esas fechas.
Curiosamente, no parece haber correlación entre las mareas y los seísmos de menor magnitud: la relación sólo se mantiene para los temblores de mayor magnitud.

En total, nueve de los 12 mayores seísmos registrados se produjeron cerca de la luna nueva o llena, un número que parece superar el azar. Esto incluye el terremoto de Indonesia de 2004 y el maremoto que le siguió, y el terremoto de 2011 en Japón que causó el desastre nuclear de Fukushima.
Vieja idea, nuevo análisis
La idea de que el tirón gravitatorio de la Luna puede desencadenar terremotos no es nueva. Los investigadores citan trabajos que se remontan al siglo XIX en los que se examinaba la relación entre los ciclos lunares y los terremotos.
Más recientemente, un trabajo de investigadores del Servicio Geológico de EE.UU. descubrió que un tipo específico de terremoto profundo en la falla de San Andrés tenía más probabilidades de producirse cuando aumentaban las fuerzas de las mareas durante el ciclo quincenal de dos semanas. Sin embargo, los científicos nunca han podido encontrar pruebas concluyentes de esta relación.
Sin embargo, ambos estudios no llegan a afirmar que la Luna provoque los terremotos. En cambio, parece que las fuerzas de marea que ejerce la Luna pueden provocar que lo que podría haber sido un pequeño seísmo se haga mucho mayor.
Sin embargo, el mecanismo por el que esto ocurre aún no está claro. Las fuerzas de marea son sólo uno de los muchos factores que empujan, tiran y retuercen la corteza terrestre, y todos ellos se combinan para producir ocasionalmente un seísmo. En algún punto de esta cadena de acontecimientos, la Luna podría dar el empujón necesario para poner la Tierra en movimiento.
Saber que los movimientos de la Luna influyen en la forma en que se producen los terremotos nos da una mejor idea de cuándo y dónde se producirán.